viernes, 12 de agosto de 2011

El delirio hiperinclusivo

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
En términos clínicos, se habla de pensamiento hiperinclusivo o de hiperinclusividad cuando una persona es incapaz de separar los aspectos irrelevantes de una cuestión. Su mente trata de manejar todos los datos sin poder discriminarlos. Todo lo que aparece en su campo perceptivo es procesado, nada se excluye. 
Es un trastorno asociativo que se observa en algunos pacientes esquizofrénicos. Alguien hiperinclusivo es incapaz de discriminar las informaciones que le llegan y se plantean problemas de conceptualización, de cómo formar clases de elementos. Su mundo se desordena en un intento de ordenarlo todo.
En su obra sobre el delirio, el filósofo y psicólogo italiano Remo Bodei retoma la idea, expuesta por Cameron en los años 30 y 40, de “hiperinclusión” (overinclusion) y tiene en cuenta otras consideraciones:

Según Frith —nos dice Bodei—, la hiperinclusión procede, paradójicamente, de la hiperconciencia del delirante, que no es capaz de elaborar, filtrándolo, el enorme flujo de datos que le llega del mundo exterior e interior y, especialmente, ese plus que en la persona clínicamente sana queda por debajo del umbral de la conciencia o, si llega a ella, se elimina enseguida o no se tiene en cuenta.
[…] Desde la perspectiva de Frith, los delirios no constituyen el producto de una conciencia aturdida, sino el resultado del esfuerzo fallido por interpretar coherentemente la masa de datos que le llegan, Por mi parte, corregiría esa hipótesis en el sentido de que el flujo no está enteramente falto de filtrado, lo que ocurre es que el filtro cambia: la conciencia está despierta y lista para captar gran parte de lo que normalmente considera insignificante, pero ese plus de datos se recibe siempre según otros criterios, lasos pero significativos. Podríamos decir incluso que las formas de esos filtros modelan las lógicas del delirio, porque seleccionan lo que hay de significativo en lo vivido y en lo pensado, haciéndolo pasar por la angostura de la conciencia.*

Remo Bodei
La crisis bursátil y financiera que estamos padeciendo tiene todos los aspectos de un trastorno asociativo de este tipo producido por la incapacidad de filtrar la información. Una de las características más relevantes del nuevo sistema financiero es su construcción informativa. Las decisiones se toman tratando de reducir la incertidumbre (con la inseguridad como efecto) y esto se hace aumentando las cantidades de información. Cuando aumenta la complejidad del sistema, aumenta la información y aumenta igualmente la necesidad de tomar decisiones. Toda decisión provoca angustia, es decir, el miedo al error que procede del mayor o menor riesgo de la operación. Finalmente tenemos un sistema en el que el aumento de la información no reduce la incertidumbre, sino que la provoca y así aumenta la angustia. Se forma un círculo vicioso, ya que la salida de la situación se hace con nuevas informaciones, que obligan a tomar nuevas decisiones. El círculo se convierte en espiral.
El sistema financiero tiene también sus filtros específicos de la información, las variables seleccionadas. Esto constituye su visión del mundo. Su macroconciencia transforma la realidad en un modelo, formado a partir de los datos seleccionados. Sus formas específicas de filtrado constituyen sus formas específicas de delirio, sus lógicas, según la idea de Bodei.
Los cambios que vemos en la bolsa son el reflejo de sus cambios de filtrado, de su comprensión de la “realidad” a través de los datos que recibe el sistema. Los individuos sanos tienen una visión más o menos constante de la realidad que solo se ve sacudida por acontecimientos traumáticos que modifican su percepción general. Los enfermos, en cambio, se caracterizan por su cambio de percepción constante y desequilibrada. El delirio, en este caso, es acabar creando esas imágenes cambiantes porque son fruto de la interpretación condicionada por el estado general de ánimo. Los delirios pueden tener valor balsámico cuando sirven de refugio al enfermo frente a una realidad hostil. Pero se convierten en infiernos particulares cuando son negativos. Los enfermos no pueden escapar del mundo que se han creado.

La "volatilidad" de las acciones

La hiperinclusividad es un fenómeno característico de la necesidad y angustia por manejar ingentes cantidades de información para formarse una idea aproximada del escenario en el cual se van a desarrollar las actividades económicas. Son tantas las variables que manejan, tantos los criterios que pueden ser invocados en cada momento y, sobre todo, tanto el riesgo de cada decisión tomada que se acaba produciendo un fenómeno de hipersensibilidad que lleva a reacciones contrarias en pocos instantes. En la Bolsa se habla de la “volatilidad” de las acciones cuando estas presentan unas cotizaciones con subidas y bajadas constantes, es decir, cuando se le aplican criterios contrarios en muy poco tiempo. Es como si estuviéramos viendo el vaso vacío o el vaso lleno variando cada media hora. No seríamos ni optimistas ni pesimistas —lo que requeriría cierta constancia histórica—, sino pluma al viento, imagen que define bastante bien la situación actual.
En el presente estado de sensibilidad, cualquier variación, la más ligera, hace la pluma vuelva a subir o bajar drásticamente.

* Remo Bodei (2002): Las lógicas del delirio (Razón, afectos, locura). Cátedra, Madrid.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.