viernes, 15 de julio de 2011

De la imagen al ejemplo

Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Existe una gran distancia entre la “imagen” y el “ejemplo”. Preocuparse por hacer —y hacerlo bien— es muy diferente a estar interesado en que te vean. Al político se le debe ver a través de sus hechos, por el cumplimiento eficaz de sus compromisos que por el grado de presencia mediática.
En la medida en que el político necesita de la atención de los electores en un sistema democrático, el control de su imagen pasa a ser un objetivo prioritario. Este objetivo se desdobla en dos factores: cuida de su imagen y se cuida de los que pueden deteriorarla.
Frente a la “imagen” está el ejemplo, figura básica de nuestro aprendizaje social y una de las más eficaces por el tipo de vínculo positivo que genera. El ejemplo surge de la acción misma, es dinámico frente al estatismo de la imagen que tiende a mantenerse. El “ejemplo” es la acción que se admira sin necesidad de convertirla en espectáculo. Un ejemplo representa la ilustración de un principio, de un valor. El ejemplo incita a la emulación, a repetir el acto; la imagen, por el contrario, busca la adhesión con fines posteriores muy diversos. Igualmente, el ejemplo negativo es muy destructivo cuando las acciones se repiten.

Na Li
La tenista china Li Na ha rechazado ser incluida en la estructura política de su provincia*. Ha preferido ser “ejemplo” para los jóvenes chinos, según ella misma ha señalado, a ser “imagen” de su régimen. Siendo un buen ejemplo, Li Na es la motivación que los jóvenes utilizarán para esforzarse. Hacen falta personas ejemplares, personas que sin reclamar la atención muestren el atractivo de una forma positiva de hacer las cosas. Puede que Li Na prefiera ser ejemplo ahora para ser "imagen" (de una marca) después. La publicidad comercial la usará como "imagen" en la medida en que es ejemplo. Además de imitarla en su esfuerzo, comprarán sus camisetas, imitarán sus peinados, comidas, etc. Con nada de esto se gana un solo set. Unos se guiarán por el ejemplo de su esfuerzo y otros se contentarán con imitar su imagen.
Que la política sea cada vez más el reino de la imagen y no el del ejemplo significa que al final la discusión se centra no en lo que se hace, sino en el deterioro que causa decir que no se ha hecho. Los políticos se acusan cada vez más de poner sobre la mesa los problemas e incumplimientos cuando son oposición y tratar de evitarlo cuando están en el gobierno. Muchas veces les preocupa más cuidar su imagen y deteriorar la ajena que resolver problemas o proponer soluciones. La imagen surge de la percepción y valoración social. No es necesariamente el fruto de la verdad, pero sí de la creencia. Por eso el rumor y la insinuación son armas utilizadas habitualmente para la lucha política. Son suficientes para deteriorar la imagen pública.
A los políticos les exigimos que den ejemplo de austeridad, trabajo y sacrificio cuando se nos pide a los demás que lo hagamos. Sin embargo, suele ocurrir lo contrario y son acusados de no “predicar con el ejemplo”. Las subidas de sueldos o el despilfarro en tiempo de crisis “no son buenos ejemplos” cuando a los ciudadanos se les exigen sacrificios.
Escribe Alain Supiot:

«A partir del momento en que los dirigentes no son ya la imagen de la virtud, sino al contrario, la del cinismo y la avidez, los que acaparan todas las ventajas predican en vano la ascesis a quienes padecen los rigores del tiempo. El egoísmo de los dirigentes se vuelve contagioso.» (55)**

El ejemplo y la imagen, el minero y el político
Supiot establece la relación entre imagen y ejemplo negativos. Al entrar en contradicción sus discursos públicos con sus actos, además del mal ejemplo —el contagio del egoísmo— se destruye la imagen del dirigente. Podemos invocar como ejemplo a una persona desconocida, sin imagen previa. Son sus acciones y su conducta las que adquieren valor a nuestros ojos. En muchas ocasiones, el ejemplo es espontáneo, sin premeditación alguna. Son las circunstancias las que determinan su aparición. La persona elegida por la revista Forbes como más influyente es un joven ejecutivo egipcio de Google, que consiguió que sus conciudadanos le tomaran como ejemplo de la rebeldía. [ver entrada Personas (realmente) influyentes]
Algunos políticos se han sentido muy dolidos por la queja generalizada sobre su actuación y la pésima valoración que merece a los ciudadanos según todas las encuestas. No se sienten reflejados en la imagen pública que se tiene de ellos, no se identifican con ella. Algunos se empeñan en señalar que no se explican bien, pero probablemente no exista grupo con más horas de pantallas o páginas que la clase política. Aquí no se trata de un problema de percepción, sino de resultados.
Cuando muchos ciudadanos se han reunido en las plazas españolas a discutir sobre los problemas políticos, han tratado de dar ejemplo a los que deberían darlo. Han tratado de mostrar con sus acciones que se debe participar, escuchar, dialogar de otra manera. Y otros muchos han seguido su ejemplo.

* "La campeona china de Roland Garros Li Na rechaza entrar en política" Noticias-Florida Central http://www.wventv.com/noticia/2011/07/06/267290-campeona-roland-garros-li-na-rechaza-entrar-politica.html
** Alain Supiot (2011): El espíritu de Filadelfia. La justicia social frente al mercado total. Península, Barcelona.


2 comentarios:

  1. Hola, materia para reflexión. En mi estado, en México, acabamos de pasas elecciones, hace quince días, mas o menos, asi que tengo materia fresca para análisis en base a tu exposición. Mi candidato, tiene obra a favor del pueblo y mas anteriormente, de nuestro partido. Ha hecho ganar a muchos, dice mi hija, pero ha perdido. MIentras mas lo conocemos, mas vemos sus cualidades; su trabajo es público, sin embargo, desde mis pininos políticos, siempre escuché que era muy atacado y atacado por tramposos políticos que hasta miedo aún le tienen, creo.
    ¿No opaca la imágen al ejemplo? Esos hilos titiriteros de prensa son sucios y efectivos sobre todo ante una sociedad que es ingrata, ignorante, y usa poco del raciocinio. Acá sigue "ganando" el PRI, que creo que lo conoces.

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  2. Hola, Blanca: Los factores por los que se gana o pierde una elección son muchos. En el "post" hablo de que una de las luchas que existen es destruir o erosionar la imagen del otro. Digo que el rumor, la difamación, etc. pueden ser muy destructivos y se utilizan. El ejemplo tambien fabrica una imagen pública que es la que se desarrolla a través de los medios. Independientemente de los resultados, de su mayor o menor justicia -aunque esto es un término complicado aquí- ese político al que apoyas puede tener la cabeza alta si ha trabajado para su pueblo con dignidad, sinceridad y eficacia. Se puede ganar una elección con todas las malas artes del mundo, pero el efecto social es terrible. Mira la cita de Supiot. Los que viven de dar mal ejemplo acaban extendiéndolo y trasladan su mal al conjunto hasta que se hace insoportable.
    Sé que uno de los problemas más graves en muchos países es la corrupción. Cuando existe mucha corrupción, el buen ejemplo se ve como debilidad o como un impedimento para conseguir lo que se quiere. Cuando una sociedad está muy corrompida, no interesan los honestos. Por eso es importante trabajar en la moralidad pública, para que haya personas honestas capaces de reconocer el valor de los que lo tienen. Esto es lento pero necesario si se quiere ir a mejor, entendiendo esto como una sociedad más justa. Pero esto puede no ser un objetivo para muchos.
    En una sociedad mediática, el ejemplo -lo ejemplar- no está reñido con la imagen. El problema de la imagen es cuando es solo imagen o fachada que encubre la falsedad.
    Gracias por el comentario. Un saludo.
    JMA

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