jueves, 21 de abril de 2011

¿Es China el destino de los jóvenes españoles?


Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Levanta el diario El País una polémica que aflora de forma permanente, la del destino de nuestros jóvenes. El reportaje titulado “En busca del sueño chino”*, realizado por Zigo Aldama, ha provocado comentarios airados sobre la situación del mercado laboral en España.
Es cierto, como señala algún participante en el foro, que desde hace algún tiempo se está proponiendo la emigración laboral de la juventud. La propia Angela Merkel realizó un ofrecimiento de captación de jóvenes españoles. “La canciller germana, Angela Merkel, planteará en breve a Madrid la posibilidad de que jóvenes españoles cualificados y en paro se trasladen a Alemania para trabajar”**, escribía el diario El Mundo en enero. Hay ya profesiones que saben que cuando terminen sus estudios tendrán que salir de España. Y lo peor no es que no hagan falta; al contrario. Lo peor es que hemos creado un mercado laboral tan desastroso que aunque los necesitemos, tenemos muy poco que ofrecerles. O, para ser más exactos, hemos creado un mercado laboral en el que la inversión en formación no se corresponde en absoluto con lo que el mercado laboral les ofrece. Queremos empleo barato en un país caro. Han faltado miras sociales, compromiso de futuro con la propia sociedad.

Los políticos han sido incapaces de elaborar un diseño social coherente, un marco de desarrollo conjuntado, y este se ha realizado al impulso de lo que las empresas necesitan. Y lo que las empresas necesitan es siempre lo mismo: menos gastos laborales, menos impuestos y mayores márgenes. No deja de sorprender que la única solución que la clase empresarial ha propuesto para este país sea siempre la misma: abaratar el despido, aunque aquí se le llama “flexibilizar”. La amenaza es siempre la misma: deslocalizar las empresas e irse a países en los que producir sea más barato. Como desplazarse suele dar pereza, lo que se hizo fue importar una mano de obra barata a través de la inmigración en ciertos sectores, y ajustar a la baja el resto de los sueldos.
Unos sindicatos ineficaces y un sector empresarial con pocas miras ha sido la combinación de nuestra deficiencia planificadora. “Planificar” es uno de esos verbos prohibidos por la economía que se lleva, pero planificar es tener algún tipo de futuro en mente y no se puede construir un país —o lo que sea— dando bandazos permanentes. En este país, el laissez-faire es más “laissez” que en ninguna parte. Más que dejar, ha sido dejadez. Más que dejar hacer, ha sido dejar de hacer.
¿El resultado? Lo tenemos delante todos los días en nuestras cifras y en la calle. Para algunos, el único problema es cómo hacerse ricos. Para los políticos, en cambio, el problema debe ser cómo construir un país sólido. Un “país sólido” quiere decir un país capaz de superar de forma rápida la sucesión de crisis a las que la economía globalizada y especulativa nos aboca, un país que sea capaz de crear sus propias líneas de desarrollo sin que se las fijen los demás, un país que tenga algo que ofrecer a sus ciudadanos y en el que sus ciudadanos vean la ejemplaridad y la honestidad de sus dirigentes. Como resumen: un país en el que estudiar una carrera no signifique emigrar.
Cuanto más débil es una economía, mayores son sus crisis. El problema de nuestra economía es que cuando nuestras cifras sean buenas, solo lo serán en apariencia porque se volverá a confundir  dinero y progreso social, consumo y solidez. El problema es el modelo. Somos la casa del primer cerdito.
Las economías europeas se empiezan a dividir en las solventes y en las insolventes. Sin embargo, la determinación de esta solvencia no puede desviarse hacia una abstracción como la “economía”. La insolvencia es la de la clase política, incapaz de gestionar los recursos de forma eficaz. Una clase política que ha tendido a manejar los recursos como ilimitados y que ha buscado su propia promoción a través de ellos. Hace falta pensar en el conjunto y de forma diferente a como se ha hecho hasta ahora a la vista de los resultados. Nuestra crisis es “nuestra”, absolutamente nuestra y fruto de nuestros propio errores. Mientras no lo asumamos, no podremos llegar a soluciones.

* “En busca del sueño chino” El País 21/04/2011 http://www.elpais.com/articulo/sociedad/busca/sueno/chino/elpepusoc/20110421elpepisoc_1/Tes
** “Merkel ofrece trabajo cualificado a jóvenes españoles en paro” El Mundo 22/01/2011 http://www.elmundo.es/mundodinero/2011/01/22/economia/1295702216.html



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